
Un acercamiento a la traducción
ENP Plantel 6
“Antonio Caso”
A lo largo de la historia, el ser humano ha
tenido la necesidad de
comunicarse y para
ello se ha servido de diversos medios.
Su conformación fisiológica lo dispone primordialmente para hablar,
así que esta capacidad lo ha llevado
a desarrollar las lenguas, que al igual que seres vivos se transforman día con día adquiriendo
cada vez mayores capacidades comunicativas. Con el paso del tiempo,
la
forma hablada, que no es duradera
por
sí
misma,
encontró un medio de
permanencia en la expresión escrita, que
a su
vez ha tenido una evolución
compleja y constantemente
enriquecedora.
La traducción
surge como una posibilidad de romper las barreras
que impiden la comprensión de los
textos escritos
en numerosas y diferentes
lenguas. El deseo de
establecer lazos de conocimiento y comprensión entre todos los seres humanos
ha impulsado el desarrollo de
la traducción, que va logrando su objetivo de comunicar a pesar de
las
dificultades por las que ha
atravesado.
Ya sea en una sola lengua o entre lenguas distintas, la comunicación humana es una traducción. El estudio de la traducción
es un estudio del lenguaje. Traducir es el
modo
de pensamiento, de comprensión y de aprendizaje del ser
humano. Se ejerce espontánea aunque inconscientemente en una conversación y durante
una lectura. Al hablar se da
una descripción parcial del mundo: la
comunicación se basa en una traducción
relativamente completa
y
consciente de dicha
percepción.
La existencia
de las diferentes lenguas,
que son una representación de las numerosas
particularidades de cada grupo humano
que las habla, propició
la aparición y el
desarrollo de la
traducción: se volvió una necesidad, un requisito indispensable
para
evitar el cese de la comunicación. La traducción representa una búsqueda tenaz de las fisuras existentes en todo lazo comunicativo y el medio
mejor provisto de posibilidades para tratar de saltar las barreras que
limitan la unificación de
conceptos cuando se presenta la ruptura entre las lenguas y su comprensión.
Desde los primeros intentos de hacer traducción, que nos recuerdan el episodio de la Torre de Babel en La Biblia, los especialistas se han preocupado por mejorar la calidad de esta labor, ya
sea buscando la fidelidad y la claridad, analizando profundamente los componentes de la obra
original o trabajando sobre elementos culturales distintivos, entre otras vertientes. La
evolución de la traducción
ha sufrido altas y bajas según las
influencias
culturales, sociales, ideológicas o artísticas predominantes en cada época, pero nunca ha perdido de vista un objetivo
fundamental: la comunicación. Las técnicas puestas
en práctica han sido numerosas, algunas
con éxito, otras de gran utilidad, muchas
sin trascendencia. Todas ellas, sin embargo, han servido de alguna manera
para impulsar el trabajo de traducción a niveles de profesionalismo, pues le han permitido tener hoy en día la importancia que
le corresponde.
El trabajo de traducción es considerado como un arte y una ciencia al mismo tiempo. Sus técnicas
ayudan a la creación de temas (como se conoce
a la traducción propiamente dicha, la de
pasar el texto de una lengua extranjera a la lengua materna del traductor) y versiones (la que se hace al
revés, es decir de la lengua materna del traductor a una lengua extranjera) cuyos valores estilísticos, culturales y sociales participan del incremento
del saber humano.
La labor técnica y artística de traducción,
que ya implica la consciencia de un trabajo al que se dedica atención, conduce a hablar de teoría: la razón de ser, los caminos intrínsecos de la
actividad traductora.
Es también considerar
lo que da vida a esta actividad: el mensaje.
Más allá de conceptos comunicativos sobre un emisor y un receptor, el mensaje –o un mensaje- conlleva
una carga polivalente de connotaciones. Es hablar de sentido, significado y recepción, conceptos en los que entran en funcionamiento las capacidades
mentales, expresivas, sensoriales y cognoscitivas de cada ser humano, lo que conduce a pensar que
referirse al concepto de mensaje es conceptualizar al hombre en su única y amplísima individualidad, al mismo tiempo que en su diversidad por su contacto
con sus congéneres. “Cada cabeza es un mundo”, dice el refrán popular, y ésta
puede ser una
manera, tal vez
un tanto primaria, de concebir
al mensaje. Así, la labor del
traductor es ciertamente una de muchas
formas posibles de ingresar a
estos mundos y volverlos accesibles a
otros.
La obra literaria
es la manifestación más depurada
de la forma escrita de las lenguas. La creación
literaria ha sido y sigue siendo una
de las mayores proyecciones artísticas del
ser humano, con todos los valores que implica: es el resultado de la relación entre el hombre
y su entorno, una
manifestación social y/o política, una
expresión sensorial y emotiva. Cada faceta que el hombre puede reflejar de sí mismo, de los demás y de su mundo ha sido transformada en literatura,
en obra escrita.
La literatura viaja por el
mundo e ingresa al conocimiento de los seres humanos gracias a
la posibilidad de traducir. Sin embargo, preocupa
observar que muchos de los traductores
que trabajan con obras literarias muestran en numerosas ocasiones
dos problemas importantes en las
obras que traducen: el primero, el desconocimiento
de la obra, en particular en
lo referente al autor (su evolución artística, el trasfondo
histórico y cultural que
enmarcan su actividad literaria y el
estudio de sus técnicas de escritura) y al conocimiento
del texto y de
sus intenciones; el segundo,
la falta de conciencia sobre
lo que representa traducir, que se manifiesta en
muchas ocasiones por el desconocimiento
de las técnicas que existen.
En el campo de
los estudios literarios, la traducción ocupa un lugar
preponderante por
su trascendencia cultural. Se ha hablado mucho
sobre lo que es traducir, y gracias a la gran
cantidad de trabajos que
existen al
respecto sabemos que es
una actividad importante, que no se trata de una tarea fácil y que es una labor profesional que
implica conocimiento y responsabilidad. Conocimiento que surge
de los estudios realizados y aplicados a los géneros literarios, lo que permite adquirir una visión más amplia de los errores
que pueden aparecer en el
traslado de la lengua original a la terminal; conocimiento
de la obra analizada, de las fuentes que le dieron origen, de la tendencia del autor, de la intención de la obra. Responsabilidad, en el profesionalismo que se manifiesta en el desarrollo del trabajo
como una disciplina pensada y analizada detenidamente; responsabilidad que es, sobre todo, un compromiso
con el lector, pues el objetivo final es
la presentación de una nueva obra a la opinión de quien desea disfrutarla en su
propia lengua, pues de no ser por
la traducción, no podría acceder
a la obra original.
Entre
todos los lectores
que acceden a las obras literarias traducidas, un público en particular es
importante: el de los adolescentes. Muchos estudiantes huyen de la lectura de las obras literarias (y de
los consiguientes reportes de lectura, análisis de textos o
simplemente de dar una opinión)
que les indican
en las clases
de Literatura. No siempre
lo hacen porque no les
guste leer, sino porque no comprenden lo que están leyendo. Muchas de las obras en cuestión son traducciones.
Al observarlas, se puede encontrar que en
ocasiones presentan
problemas
severos:
faltan
párrafos enteros, la información es falsa o está mal explicada, o hay vocabulario mal traducido,
entre otros. Todo profesional ha adquirido el
conocimiento que necesita para el ejercicio de su profesión, en buena medida, en textos traducidos,
y es preocupante pensar en
todo lo que se ha aprendido de manera
errónea en algunos de ellos.
Por consiguiente,
la obligación de un traductor
que se considere profesional debe
tender a la creación de traducciones responsables, que transmitan el mensaje del texto original, que lleguen a provocar el placer de la lectura y que, en particular, guíen la apreciación consciente del estudiante que va a emitir un
juicio crítico sobre un
autor y su obra, a través
de los cuales conocerá
las
tendencias literarias o las obras ejemplares
de una época. Las obras clásicas han
sido llamadas así porque son, entre otras cosas, modelos
excelsos de labor literaria que inducen a la crítica y al análisis, al mismo tiempo que estimulan
el surgimiento de nuevas obras igualmente valiosas o superiores, y
es en estas obras en las que
el estudiante aprende o incrementa
su saber literario.
La traducción puede realizarse conscientemente para obtener textos en los que el traductor manifieste un compromiso de profesionalismo con el autor, con la obra, con cada una
de las
lenguas que trabaja,
consigo mismo, con su trabajo,
pero principalmente con el público, con los
lectores a quienes va dirigida la traducción. Trabajos que despierten en el lector el mismo placer que
el traductor sintió en su elaboración y
que aumenten otro placer aún más importante: el de la lectura, que hoy en día es cada vez menos
frecuente. La traducción es una labor que necesita estar permanentemente comprometida con la calidad, que implica responsabilidad ante el trabajo
y ante el lector, conocimiento de todas las
fuentes que han
participado en la producción de
la obra, manejo inteligente de
las técnicas de traducción, valor para
saber decidir la manera en
que se va a elaborar y
satisfacción por el resultado
logrado
de manera pertinente.
BIBLIOGRAFIA
ANGENOT, Marc (1999). Théorie littéraire. Problèmes et perspectives. Paris, Presses
Universitaires
de France.
BENJAMIN, Walter
(1969). “The Task of the Traslator”, en Illuminations.
New York, Schocken
Books, 69-83.
BRUNEL, P. et CHEVREL, Y. (1998). Précis de Littérature Comparée. Paris, Presses
Universitaires
de France.
DORRA,
Raúl
(1986). La literatura puesta en juego. México, UNAM.
GARCÍA
YEBRA, Valentín
(1983). En torno a la Traducción. Madrid, Gredos.
-------------------------------------
(1982). Teoría y práctica de la Traducción. Madrid, Gredos. ISER, Wolfgang
(1999). The
Act of Reading. Baltimore, The Johns Hopkins University Press.
PAZ, Octavio (1985). Los hijos
del
limo. México, La Oveja Negra.
PIMENTEL, Luz
Aurora (2002). El espacio
en la ficción. México, Siglo XXI-UNAM.
--------------------------------- (2000). El relato en perspectiva. México, Siglo XXI-UNAM.
STEINER,
George (1990). Después de Babel. Aspectos del Lenguaje y la Traducción. México, Fondo de Cultura Económica.
WILLS, Wolfram
(1998). La
ciencia de la Traducción.
Problemas y métodos. México, UNAM. WHITE, Hayden (1997). Tropics
of Discourse. Baltimore, The Johns Hopkins University Press.