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Artículo 06

Volumen 10


La Práctica de la Evaluación Escolar

de la Enseñanza del Inglés en la ENP

 

Margarita Rivera Barrera

Colegio Lenguas Vivas: Inglés

ENP Plantel 7 “Ezequiel A. Chávez”

 

 

En este artículo se tomará como base a teóricos y expertos en la materia de Evaluación escolar, tales como Ángel Díaz Barriga, Enrique Pichón Rivière, Benjamín Bloom, Pablo Livas Montemayor, Omar Varsavsky y L. Seve, por mencionar algunos, ya que el tema en sí, además de ser muy polémico, como se ha visto a través del tiempo, es por demás complejo y de suma importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. ”En este proceso se impone el contacto con la realidad” (Díaz Barriga, 1982:21); si consideramos la práctica de la Evaluación Escolar, como práctica social, será entonces dicha evaluación punto de partida y de llegada, con lo que se construye un planteamiento distinto que se fundamenta en otra concepción de aprendizaje, hombre y sociedad. El objetivo de este trabajo/ artículo consiste en darle el enfoque humanístico que debe tener la evaluación en el proceso de aprendizaje de los estudiantes de la ENP.

Si partimos de la tesis de Díaz Barriga que sostiene que la evaluación es una actividad social, surgen dos principios fundamentales:

1. El objeto de “evaluación está integrado en lo social, por tanto debe ser tratado en las llamadas ‘Ciencias Humanas’”.

2. La Evaluación es una actividad socialmente determinada.

En relación con el primer punto, si analizamos la mayoría de los textos sobre evaluación, encontraremos que en ellos no se lleva a cabo una reflexión teórica sobre su objeto de estudio, ”el conocimiento del proceso de aprendizaje en los hombres”, sino que se enfocan al problema de los instrumentos de medición, y, en concordancia con Díaz Barriga, vemos que se trata de variaciones tecnicistas de la evaluación, lo que conlleva ”la renuncia explícita a investigar todo lo que no es observable”. No se trata de que ”las ciencias del hombre no entren en el método científico se trata de que este último no entra en las ciencias del hombre”.

Habría que preguntarnos entonces, al igual que Díaz Barriga, hasta dónde es posible trabajar con otro método mas adecuado a la evaluación, un método que considere al alumno como una totalidad.

De hecho, en la actualidad sería forzoso estudiar lo que la mayoría de los textos de evaluación no dicen sobre la evaluación, es decir, su silencio sobre lo social implícito en ella; debe de partir de la aceptación de las dificultades para estudiar fenómenos complejos que tienen como objeto al hombre, al aprendizaje y al proceso grupal.

De ahí que el replanteamiento metodológico de Díaz Barriga requiere que se deje de abordar el fenómeno de la evaluación como fenómeno natural, a la manera de las ciencias naturales, y que se le reconozca su dimensión social, para así posibilitar una construcción diferente del discurso evaluativo.

De alguna manera, la evaluación y los resultados que esta arroja condicionan a la sociedad, esto es, sus resultados se reflejan en las posibilidades económicas que tienen los individuos, los certificados de estudio, los problemas de las calificaciones bajas, la reprobación, entre otros. Estos resultados se pueden explicar por factores socioeconómicos, emocionales y del ambiente familiar de los mismos estudiantes, y no solamente como un problema de falta de capacidades como atención, motivación, concentración, entre otras.

Si tomamos en cuenta lo anterior, se favorecerá entonces la dialéctica propia de una situación de enseñanza-aprendizaje que coloca al grupo escolar humano en condiciones de realizar múltiples actividades que configuran al aprendizaje como conjunto de acciones únicas e irrepetibles.

En el tema que aquí se trata, la Evaluación escolar, es necesario puntualizar la noción de aprendizaje, de conducta y de personalidad; enfatizar la dinámica del aprendizaje escolar y el significado y valor del grupo, apoyarse en fundamentos científicos para la actividad evaluativa, una evaluación escolar que supere las propuestas empírico-analíticas y se inserte en la problemática de la comprensión y explicación de las causas del aprendizaje, de las condiciones internas y externas que lo posibilitan, y del proceso grupal en el que tiene lugar.

Todos estos aspectos que se han mencionado no están tomados en cuenta en lo que se refiere a los programas de Inglés de la EscuelaNacional Preparatoria de nuestra alma máter; al revisar estos, se observa que este tema de vital importancia no ha sido tratado más que de una manera muy somera y relativa cuando se hace mención de las actividades grupales, tales como: en el programa de Inglés iv, unidad v: “Describir rutinas y preferencias”; en estrategias didácticas, actividad oral: encuestas entre alumnos para conocer sus rutinas y preferencias, entre otras actividades grupales. Es somera, ya que el aprendizaje de los alumnos es momentáneo y no tenemos un patrón de evaluación viable, puesto que se considera que este aprendizaje es a corto plazo.

De este modo, la evaluación educativa no puede ser realizada únicamente por expertos, departamentos de evaluación y entes similares, sino que también serán los docentes y los alumnos quienes participen en ella. Cabe no perder de vista que sí sería de importancia el que ambos sepan diferenciar entre EvaluaciónMedición y Certificación.

No obstante, cuando se plantea el problema de la Evaluación escolar, en la mayoría de los casos encontramos, que existe una continuidad lineal en el modo en que lo abordan los distintos autores. Si entre los libros publicados hasta la fecha los docentes nos propusiéramos buscar las diferencias que existen en el tratamiento que se da a esta problemática, nos encontraríamos con una gran similitud en los temas abordados y en la respuesta técnica que se les da. Por lo que es obvio que no se ha realizado una investigación formal y actual del tema. Sería perentorio que los docentes nos acerquemos a ahondar en estos temas de la mano de nuestros estudiantes.

Como lo menciona (Diaz Barriga, 1982:21) “El objeto de la evaluación se traduce así en la indagación sobre el proceso del aprendizaje de un sujeto o de un grupo, búsqueda que permita detectar las características de este proceso y buscar una explicación a las mismas, rebasando la parcialidad de atender sólo a algunos resultados del aprendizaje.” (Díaz Barriga, 1982:21).

En lo que se refiere a certificación, la calificación no puede considerarse exclusivamente como un problema técnico, ya que es fundamentalmente social, tanto por las repercusiones individuales y sociales que tiene la certificación de conocimientos, como por los efectos distorsionantes que impone a los padres de familia, quienes ven en la calificación una gratificación por el trabajo de sus hijos; en cuanto a estos, la mayoría se entrega al estudio por la calificación solamente, de tal manera que se puede decir que acuden a las aulas para obtener notas y no para aprender.

Más aún, basándonos en la teoría de Díaz Barriga, se podría hablar de la existencia de una tendencia a utilizar el término medición como sinónimo de evaluación. A la vez, la inclusión de la medición implica la aceptación de la posibilidad de medir el aprendizaje, por lo cual se recorta la misma noción de aprendizaje, para concebirlo únicamente como los cambios de conducta más o menos permanentes en el alumno. La cuantificación del aprendizaje reduce a este a lo superficial y aparente, en detrimento del proceso mismo de aprender, de manera que esta medición o “cuantificación en pos del prestigio de lo incuantificable es, si acaso, comparable al empeño de Leibniz en demostrar matemáticamente la existencia de Dios”.

Se concluye, pues, que los docentes debemos evitar el magnificar el valor de una calificación para que el alumno no tome esta como sinónimo de aprendizaje, de capacidad y de evaluación, sino únicamente como un reflejo de asimilación de los temas centrales de la etapa de estudio en la que se encuentran.

 

Bibliografia:

-        Bloom, Benjamin (1978), Memorias simposium sobre currículum universitario. Monterrey. Sobre el aprendizaje. Tomo I. Buenos Aires, Troquel, p. 418.

-        Bloom, Benjamin, Hastings, Tomás y Madaus, George F (1973). Manual de evaluación formativa y acumulativa del aprendizaje del alumno.Traducción de Lydia Miguel. Santiago: Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (cpeip).

-        Díaz Barriga, Ángel (1982). Tesis para una teoría de la educación y sus derivaciones en la docencia. En la revista Perfiles Educativos, numero 7, p. 21. México.

-        Pichón Rivière, Enrique, Freyre, Paulo (2012). Aprendizaje y vínculo con la enseñanza. Disponible en:

-        «http://www.catedras.fsoc.uba.ar/ferraros/BD/pr%20aprendizaje%20y%20vinculo.pdf» [Consultado el 5 de marzo de 2012].

-        Seve, L., et al (1978). El fracaso escolar. México. Ediciones de Cultura Popular,. p. 149.

-        Varsavsky, Omar (1972). Hacia una política científica nacional. Buenos Aires, Periferia.



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